Lo demás, no es amor
‘Un amor’ llegó a mis manos como regalo de cumpleaños. Me habían hablado maravillas de esta novela y de su autora Sara Mesa, así que lo pedí. Bajo ese título esperaba una historia de amor y lo que me encontré fue una historia de la ausencia del amor más importante que existe.
Durante la lectura, estuve a punto de abandonar el libro varias veces. Soy muy buena abandonando libros, pero esta vez no lo hice. Llegué a la última página preguntándome si me había gustado y entré en bucle hasta saber qué responder. Primero pensé que no, después que sí y, una vez digerida la historia, entendí todo.
Había un poquito de Nat en mí. Había un poquito de mí en Nat. Yo había sido Nat y, visto con perspectiva, qué impotencia. Todo el que haya leído este libro sabe de lo que hablo, de aceptar algo que no quieres - no necesariamente físico - por miedo a acabar con el vínculo. ¿Y para qué narices quieres mantener un vínculo con alguien que no puede darte lo que buscas?
Isabel Coixet adaptó la película a la gran pantalla y expresó su sorpresa en una columna para XL Semanal, en la que confesó que “nunca pensó que nadie tendría motivos para odiar a Nat”. A mí también me asombró, ¿cómo se puede odiar a Nat?
Creo que el amor propio es el más importante que existe y que hay mucha reivindicación errónea de lo que este significa. Amor propio no es creerte el ombligo del mundo ni pensar que eres perfecto, es más, dista mucho de eso. Amor propio es saber bien quién eres, aceptarlo y abrazarte así, con las partes de ti que más te gustan y también con las que menos.
Con ausencia de amor propio, difícilmente podrás recoger el que otros sientan por ti y, mucho menos, sentirte merecedor del mismo. Igual que tampoco podrás querer a los demás sin envidias ni comparaciones, o sea querer. Porque me tiene frita lo de querer bien y querer mal, es el engaño más grande que existe, solo hay una forma de querer y de que te quieran. Lo demás, no es amor.